Señalados con el dedo tras la masacre con un fusil de asalto que causó 17 muertos en una secundaria de Florida, los fabricantes de armas estadounidenses, ya en una situación financiera difícil, empiezan a sufrir la desconfianza de grandes empresas que han empezado a distanciarse.
Bajo la presión popular expresada por los internautas en las redes sociales, las empresas de alquiler de autos Hertz y Enterprise, las compañías de seguros Metlife y Chubb y la sociedad de seguridad informática Symantec ya no quieren seguir asociadas a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso lobby de las armas en Estados Unidos.
El pasado viernes estas sociedades pusieron fin oficialmente a sus respectivas alianzas que, en la mayoría de los casos, consistían en dar ventajas a miembros de la NRA que desearan, por ejemplo, alquilar un auto u obtener un seguro específico.
"Las reacciones de los clientes nos han impulsado a revisar nuestras relaciones con la NRA", explicó en su cuenta de Twitter el First National Bank of Omaha, uno de los mayores emisores de tarjetas de crédito de Estados Unidos.
Este sábado fueron las compañías aéreas Delta Air Lines y United Airlines que anunciaron en Twitter que suprimían las reducciones que tenían acordadas a miembros de la NRA, y pidieron al lobby de las armas, en comunicados separados, que quitara de su página web las informaciones sobre las tarifas preferenciales.
Uno de los mayores bancos de Estados Unidos, Bank of America, anunció por su parte que iba a revisar sus relaciones con los fabricantes de armas.
"Nos sumamos a otros grupos de nuestro sector para ver qué podemos hacer para poner fin a la tragedia de estos tiroteos asesinos", dijo el banco a la AFP, explicando que iba a "contactar al número limitado de clientes que fabrican fusiles de asalto de uso no militar para ver cómo pueden colaborar en esta responsabilidad compartida".
El viernes el hashtag #BoycottNRA (boicotear a la NRA) fue una de las principales tendencias de la red social Twitter.
"Hay muchas reacciones hostiles" hacia la industria de las armas, explica a la AFP Jeff Pistole, un vendedor de armas de Arkansas (sur). "Al principio, la gente (fabricantes) decían: 'con Trump de presidente, no tenemos que preocuparnos'" por un endurecimiento del reglamento de las armas.
Trump recibió 30 millones de dólares en su campaña de la NRA y es un firme defensor del derecho constitucional a portar armas.
Pero según Pistole, la dinámica cambió tras el tiroteo el pasado 14 de febrero en una escuela secundaria de Parkland (Florida) en el que murieron 17 personas, la mayoría adolescentes.
Tradicionalmente, después de un tiroteo la venta de armas se incrementaba en Estados Unidos por temor de los adeptos de una restricción de la reglamentación, pero la demanda cae enseguida porque las condenas políticas no van seguidas de medidas concretas, explica el vendedor.
Sin embargo, en esta ocasión algunos alumnos que sobrevivieron a la masacre se convirtieron, en muy pocos días, en figuras de un movimiento nacional espontáneo que pide a los legisladores el endurecimiento de las leyes sobre las armas personales.
Bajo esta presión, Donald Trump pidió al departamento estadounidense de Justicia que mejore las verificaciones de los antecedentes psiquiátricos y judiciales de los compradores de armas de fuego, y se declaró a favor de un aumento de la edad legal para comprar algunas armas a 21 año (el atacante de Florida tiene 19).
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